¿SEDENTARIO YO?
Cuando pensamos en Actividad Física la mayoría de nosotros
hacemos referencia a la práctica de algún deporte, ya sea de forma
organizada u ocasional o bien al asistir de forma regular a algún gimnasio,
sin embargo, aunque la gente a menudo use la actividad física y el ejercicio
de manera intercambiable, los términos tienen definiciones diferentes.
El sedentarismo ha sido definido como aquellas actividades caracterizadas por estar sentado
o en posición recostada y que requieren un gasto de energía <1.5 MET (múltiplos de la tasa
metabólica basal)[10]. Las actividades de baja intensidad son las que se realizan de pie,
pero que requieren menos de 3.0 MET [3], estas últimas incluye actividades como; caminar
lentamente, cocinar y el lavado de los platos.
La actividad física (AF) es un factor de prevención reconocido contra la acumulación de adiposidad
crónica. Sin embargo, el equilibrio entre la práctica de AF y el comportamiento sedentario es tan
complejo como la etiología de la obesidad. En este sentido los cambios acelerados en las
características ambientales y de comportamiento en las últimas décadas han contribuido a la
reducción del gasto calórico promedio de los individuos. Los avances tecnológicos, las comodidades
de los ambientes construidos, los medios de transporte, las ocupaciones poco activas, y redes
sociales afectan la forma en que vivimos en la casa, el trabajo y centros educativos, este
cambió de vida en apariencia benéfico, tiene como consecuencias la reducción en el nivel y
la duración de la AF en la vida diaria, y el aumento de las actividades sedentarias. A partir de los resultados de actividad física y sedentarismo de la ENSANUT
2012 [8], se tiene que 58.6% de los niños y adolescentes de 10 a 14 años no
practicaron algún ejercicio durante los últimos 12 meses previos a la encuesta,
38.9% practicó uno o dos y el 2.5% más de tres; el ejercicio más frecuente para
este grupo de edad es el futbol soccer.
[1] Healy GN, Lawler SP, Thorp A, Neuhaus M, Robson EL, Owen N & Dunstan DW 2012. Reducing prolonged sitting in the workplace (An evidence review: full report), Victorian Health Promotion Foundation, Melbourne, Australia.
La actividad física se refiere a cualquier movimiento de cuerpo que quema calorías,
en el trabajo o el juego, tareas diarias, o el traslado diario al lugar de trabajo.
El ejercicio, es una subcategoría de actividad física, se refiere a actividades planificadas,
estructuradas, y repetidas que apuntan al mejoramiento de la salud física y la salud.
Es importante en este punto establecer que, el hecho que realicemos algún tipo de ejercicio
no necesariamente implica que no tengamos un comportamiento sedentario durante del resto de
las horas del día, en nuestros trabajos o en el tiempo de ocio.
En la sociedad actual, pasamos la mayor parte del día inactivos o en actividades sedentarias,
incluyendo el transporte, la ocupación laboral y el tiempo libre. Según las estimaciones
recientes, utilizando medidas objetivas, de la actividad física y el tiempo de sedentarismo
en muestras representativas de la población, se puede asegurar que solamente entre el 30 o 40
por ciento del tiempo que permanecemos despiertos lo dedicamos a una actividad física de
intensidad moderada a vigorosa, mientras que el 60 por ciento de las horas de vigilia las
dedicamos a actividades sedentarias [1,2].
Es importante destacar que el sueño no se considera una conducta sedentaria, debido a sus funciones
fisiológicas de restauración, sólo aquellas conductas que requieren bajo gasto de energía
(menos de 1.5 MET) y que se producen durante las horas de vigilia, son consideradas como sedentarias.
IMPACTO DEL SEDENTARISMO EN LA SALUD
De hecho, la intensidad, la duración y el tiempo total de descanso de la AF tiene sinergia
y reduce de forma independiente el riesgo de sobrepeso /obesidad en las mujeres y los hombres [4].
En contraste el comportamiento sedentario, con actividades que nos mantienen mucho tiempo sentados o
lapsos de tiempo prolongado de pantalla (viendo la televisión, usando la computadora o jugando juegos
electrónicos), ha aumentado este riesgo en niños y adultos [5,2], independientemente de la actividad
física. En niños, el sedentarismo se ha asociado con infiltración de grasa en el músculo esquelético
durante el crecimiento, que podría contribuir a la obesidad relacionada con trastornos
metabólicos [6,7].
Además, ver televisión más de dos horas por día fue asociado con deterioro físico, disminución de
las puntuaciones
de autoestima y el comportamiento pro-social, y la baja en el rendimiento académico, además de un
mayor riesgo de obesidad [8,4]. Por lo tanto, el tiempo sedentario debe destacarse como un factor
de riesgo independiente con el fin de prevenir la obesidad.
Por otra parte, Lakerveld et al. [9] encontraron una reducción de la física actividad del
34 y el 38,1% en varones y mujeres, respectivamente, la obesidad abdominal (≥ 102 cm y ≥ 88 cm,
respectivamente) en comparación con aquellos con una circunferencia de cintura normal.
De hecho, se ha demostrado que el sobrepeso / obesidad, se asocia con disminución de la
posibilidad de cumplir los niveles de actividad física recomendada, al tener más barreras
para realizar actividades física los sujetos tienden a pasar más tiempo en conductas sedentarias
[4,1,2,8]. Curiosamente, las mujeres pero no en hombres, con tiempos de visualización de
TV (≥ 4 h / día) presenta una disminución de AF mayor, independientemente de la obesidad
abdominal [4,9]. En general en la bibliografía considerada las mujeres ven más televisión
y tienen más actividades sedentarias que los hombres aumentando su riesgo de obesidad y
otras complicaciones relacionadas.
ACTIVIDAD FÍSICA Y SEDENTARISMO EN MÉXICO.
De acuerdo con la clasificación de la OMS, en México 22.7% de los adolescentes entre
15 y 18 años son inactivos, el 18.3% son moderadamente activos y un 59% son activos.
Por otro lado se estimó que los adultos mexicanos de 20 a 69 años de edad, la prevalencia
de inactividad física aumento significativamente 47.3% en los últimos seis años (2006-2012).
Este fenómeno es similar al observado en otros países como se discutió en las secciones
precedentes.
Cuando se evaluó el tiempo frente a una pantalla, como parámetro para evaluar
el sedentarismo, únicamente 33% de los niños y adolescentes reporto haber
cumplido con la recomendación de pasar un máximo de dos horas diarias frente
a una pantalla, mientras que 39.3% reportó pasar de más de dos y menos de
cuatro horas diarias y el 27.7% cuatro o más horas diarias frente a una
pantalla. Para el grupo de adolescentes, 36.1% reporto haber pasado un
máximo de dos horas diarias frente a una pantalla (incluye: televisión,
computadora, películas, redes sociales, internet, videojuegos.,) mientras
que 63.9% aceptó que pasa más de dos horas diarias.
Finalmente, 51.4% de los adultos reportó haber pasado hasta dos horas
diarias frente a una pantalla, mientras que 48.6% paso más de dos
horas diarias. Esta encuesta encontró que los adultos ocupan en promedio
1:40 horas de su tiempo diario en transportarse inactivo, y 3:30 horas
de su tiempo en estar sentados. Además reportaron dormir diariamente
un promedio de 7:30 horas diarias.
De acuerdo con los hallazgos de esta encuesta y tomando en cuenta las
implicaciones negativas que el sedentarismo tiene en la salud de los individuos,
resulta prioritario promover no solo el incremento de actividad física moderada
y vigorosa, incluyendo actividades deportivas, sino también la disminución de
actividades sedentarias (transporte inactivo, tiempo frente a una pantalla y
tiempo sentado). Para ello, diversos grupos de expertos recomiendan el uso de
campañas de comunicación masiva con mensajes cortos enfocados a aspectos clave
para la comunidad.
REFERENCIAS
[2] David Dunstan, Genevieve Healy, Interventions Targeting the. Reduction of Workplace Sedentary. Time: An Evidence Review. . Baker IDI Heart & Diabetes Institute, The University of Queensland, Australia.
[3] Josefina Bressan, Fernanda de Carvalho Vidigal , Helen Hermana M. Hermsdorff. Social Components of the Obesity Epidemic, Curr Obes Rep (2013) 2:32–41, Springer Verlag.
[4] A. Thorp, N. Owen, G. Healy, B. Clark, J. Salmon, J. Shaw, P. Zimmet, and D. Dunstan. Television Viewing Time and Sitting Time: are they similarly associated with biomarkers of cardio-metabolic risk?. The AusDiab Study, Australia.
[5] Elin Kolle, Ulf Ekelund. Is Sitting Time a Strong Predictor of Weight Gain?. Curr Obes Rep (2013) 2:77–85, Springer Science+Business Media.
[6] Farr JN, Van Loan MD, Lohman TG, Going SB. Lower physical activity is associated with skeletal muscle fat content in girls. MedSci Sports Exerc. 2012;44(7):1375–81.
[7] L. DeMattia, L. Lemont and L. Meurer, Do interventions to limit sedentary behaviours change behaviour and reduce childhood obesity? A critical review of the literatura, obesity reviews (2007) 8, 69–81.
[8] JA Mitchell, RR Pate, MW Beets, PR Nader. Time spent in sedentary behavior and changes in childhood BMI: a longitudinal study from ages 9 to 15 years. International Journal of Obesity (2013) 37, 54 – 60. pp 54-60. 2013.
[9] Lakerveld J, Dunstan D, Bot S, Salmon J, Dekker J, Nijpels G, et al. Abdominal obesity, TV-viewing time and prospective declines in physical activity. Prev Med. 2011;53(4–5):299–302.
[10] Lideke Middelbeek, João Breda, Obesity and Sedentarism: Reviewing the Current Situation Within the WHO European Region. Current Obesity Reports, March 2013, Volume 2, Issue 1, pp 42-49.