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NUTRICIÓN EN EL EMBARAZO Y LA LACTANCIA

El embarazo es un periodo que comprende una serie de cambios fisiológicos y metabólicos en la mujer, con la finalidad de aportar al bebé en gestación un ambiente oportuno que le permita nutrirse, crecer y desarrollarse adecuadamente. Para lograr esto, el organismo de la madre requiere incrementar sus demandas energéticas y nutricionales, por lo cual una adecuada alimentación es esencial para prevenir y evitar las complicaciones del embarazo, como un parto prematuro, defectos de nacimiento, bajo peso al nacer, etc., lo que a su vez puede ayudar a aliviar las molestias comunes asociadas al embarazo, como náuseas, vómitos, reflujo, calambres y retención de líquidos.

El incremento de peso recomendado durante el embarazo no es el mismo para todas las mujeres, ya que es importante tomar en cuenta el peso previo al embarazo así como el estado general de salud para determinar cuál es el peso que la madre debe tener hacia el final de este periodo.

  • Alimentación durante el embarazo
  • La alimentación de la mujer embarazada debe ser de calidad y no de cantidad. Estar embarazada no implica que haya que comer por dos. De hecho, durante el primer trimestre de embarazo el aumento en el aporte calórico de la dieta debe ser mínimo. Hacia el tercer trimestre de embarazo las demandas energéticas se pueden ver incrementadas solo en un 25-30%, lo que sería alrededor de 450 calorías diarias. Es importante mencionar que existen otros factores que pueden incrementar las demandas energéticas, como el ejercicio, la actividad física o la presencia de alguna enfermedad, por lo cual es importante realizar los ajustes necesarios que garanticen el aporte energético adecuado durante el embarazo.

    El aporte de los nutrientes esenciales por medio de la alimentación de la madre juega un papel fundamental en el desarrollo del bebé. Se debe procurar el consumo diario de frutas y verduras, pan y cereales integrales y granos como el frijol y lenteja. También es importante el aporte adecuado de proteínas de los productos de origen animal, como carnes y lácteos; sin embargo, se debe tener especial cuidado al consumirlos, pues hay que evitar que se encuentren crudos o semicrudos; en el caso de pescados y mariscos, limitar su consumo a dos veces por semana; los lácteos deben estar pasteurizados y herméticamente cerrados, en especial la leche y quesos.

    La mujer embarazada debe eliminar por completo el consumo de alcohol y el tabaco, así como limitar la ingesta de café y refrescos de cola y moderar el consumo de té y chocolate, principalmente en el primer trimestre. Los endulzantes sin calorías como la sucralosa y el aspartame son completamente seguros tanto para la mujer embarazada como para cualquier persona (a excepción de los fenilcetonúricos, que deben evitar el aspartame) y no representan ningún riesgo al bebé en desarrollo; el único endulzante que se debe evitar durante el embarazo es la sacarina, pues a pesar de que el riesgo es muy bajo, está comprobado que sí atraviesa la placenta. Aunque el uso de la sacarina como endulzante ya no es muy común, se recomienda leer siempre la etiqueta de los componentes del endulzante que se desee consumir.

    Los nutrientes que representan un mayor riesgo de deficiencia durante el embarazo son el ácido fólico, hierro y calcio, pues sus demandas se ven incrementadas y pueden ser críticos para la salud de la madre y el bebé, por lo que se recomienda en la mayoría de los casos tomar suplementos alimenticios que los contengan, así como procurar el consumo de alimentos que los aporten en buenas cantidades, como los vegetales verdes para el ácido fólico, las carnes y granos para el hierro y los lácteos para el calcio. La espinaca es un alimento rico en estos tres nutrientes, por lo que su consumo es muy recomendado.

  • Lactancia materna
  • La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda que los niños sean alimentados exclusivamente con leche materna hasta los 6 meses de vida. Hasta esa edad un niño no necesita ningún otro alimento ni líquido, ni siquiera agua, porque la leche de su madre es suficiente para alimentarlo y calmarle la sed. A los seis meses de vida se debe iniciar la alimentación complementaria, esto es la introducción de alimentos adecuados al bebé a la par de la lactancia, ya que a ésta edad la leche materna ya no es del todo suficiente en nutrimentos como hierro y zinc. Sin embargo, se recomienda prolongar la lactancia materna con alimentos complementarios hasta cumplir un año de edad, por todos los beneficios que ésta aporta.

    En comparación con la leche de fórmula o sucedáneos, la leche materna aporta muchas ventajas y beneficios para el bebé, como el fortalecimiento de su Sistema Inmune, una mejor digestibilidad, menor riesgo de enfermedades agudas y crónicas, favorece el crecimiento y un mejor desarrollo cognitivo, de habilidades motoras y lenguaje. Para la madre, dar lactancia materna reduce el riesgo de cáncer, favorece el vínculo afectivo, ayuda a recuperar la figura corporal y la involución uterina.

    Durante la lactancia, las demandas energéticas y nutricionales de la madre se ven mayormente incrementadas, por lo cual es necesaria una alimentación adecuada que aporte los nutrientes esenciales, así como evitar los alimentos que puedan ser perjudiciales, como alimentos flatulentos (legumbres, col, coliflor), comidas picantes o muy condimentadas, alcohol y café, los cuales pueden provocar gases y cólicos en el bebé, así como irritación e insomnio.

    LA PRESENTE INFORMACIÓN ES ORIENTATIVA Y NO SUSTITUYE EL ASESORAMIENTO PERSONALIZADO POR UN MEDICO ESPECIALISTA.